¿Necesita la piel de los niños el mismo cuidado que la piel adulta? Descubre todas sus características

La piel de un recién nacido es vulnerable y delicada y la barrera cutánea infantil continúa desarrollándose y madurando durante el primer año de vida.

La piel cumple numerosas y variadas funciones vitales. Entre estos se encuentran la protección física e inmunológica de elementos ambientales nocivos (incluidos microorganismos, radiación ultravioleta, humedad y temperaturas extremas), percepción sensorial (dolor, temperatura y tacto), regulación de temperatura corporal, equilibrio de agua y electrolitos entre otros.

La piel es el órgano más grande del cuerpo y uno que continúa desarrollándose después del nacimiento. Tiene tres funciones principales: protección, regulación y sensación, y consta de tres capas principales: la epidermis, la dermis y el tejido adiposo subcutáneo.

La protección es una función clave de la barrera de la piel madura; actúa como defensa contra alérgenos, infecciones e irritantes. La epidermis de los bebés es un 20 % más fina y la capa córnea un 30 % más fina que la de un adulto, lo que aumenta la susceptibilidad a la permeabilidad y la sequedad.

Es importante advertir a los padres sobre la necesidad de elegir los tipos correctos de cosmética infantil e ingredientes para usar en la piel de los bebés para minimizar las afecciones de la piel como el eczema y preservar la función de barrera de la piel.

La capacidad regeneradora de la piel, así como su función de barrera protectora frente a sustancias nocivas y frente a la pérdida de agua, viene determinada por sus componentes.

Microbioma de la piel del bebé

La piel de los bebés evoluciona y se desarrolla inmensamente durante los primeros 12 meses de su vida. El estrato córneo se espesa, el pH se estabiliza, la función de barrera y el manejo del agua se vuelven más efectivos y el microbioma y la microflora del bebé maduran.

Al principio la piel carece de suficientes lípidos para conservar la hidratación cutánea por lo que la piel de los más pequeños tiende a deshidratarse y secarse. Al mismo tiempo, la función de la barrera de la piel tampoco está completamente formada por lo que los bebés son más susceptibles a enfermedades.

El microbioma de la piel es una comunidad completa de organismos que viven en la piel y ayudan a protegerla, ayudando a crear nutrientes para la piel y desempeñando un papel importante en la protección contra enfermedades.

Durante el primer año de los niños, fomentar el microbioma de la piel puede ayudar a optimizar su salud. Como el microbioma es delicado y puede ser sensible a los cambios, es importante que los padres cuiden la piel de una manera que no altere este delicado equilibrio y que promueva y preserve el desarrollo natural del microbioma.

Esto ayudará a optimizar la salud del bebé durante la infancia y la niñez.

Beneficios del Vernix Caseosa

Un recién nacido nacerá con una sustancia blanca parecida al queso que cubre la piel del bebé. Esta es la vérnix caseosa, una película de barrera natural que se produce a partir de las 20 semanas de gestación, que actúa como una capa protectora sobre la piel del bebé mientras está en el útero; rastros de la sustancia aparecen en la piel del bebé después del nacimiento.

La cantidad de vérnix caseosa en la piel del bebé disminuye a medida que se acerca la fecha de parto de la madre. Dar a luz después de la fecha de parto puede resultar en una menor cobertura, mientras que los bebés prematuros tienden a tener más vérnix caseosa.

El vernix caseosa tiene múltiples funciones biológicas positivas que benefician la piel del recién nacido, entre ellas: propiedades hidratantes, antiinfecciosas, antioxidantes e impermeabilizantes.

Su propósito principal es proteger la piel del bebé ayudándola a retener la humedad y contribuye a que los bebés tengan una piel suave después nacimiento.

Según las pautas de la Organización Mundial de La Salud, se debe recomendar a los padres que dejen el vernix caseosa en la piel para que pueda absorberse naturalmente, lo que permite que el bebé aproveche al máximo sus beneficios para la salud.

Bañarse, limpiarse y lavarse

A pesar de que el baño se ha convertido en una parte de la rutina diaria, es importante tener en cuenta que debido a la inmadurez de la piel puede resultar dañino para los más pequeños.

Los padres no necesitan bañar a su bebé todos los días, sin embargo, es posible lavarle la cara, el cuello, las manos y las nalgas con cuidado. Para un recién nacido, bañar dos o tres veces por semana probablemente sea suficiente, ya que no bañar al bebé con tanta regularidad asegurará que su piel no se reseque.

Los únicos agentes limpiadores o champú infantil recomendados son los limpiadores líquidos suaves, no perfumados, sin sulfatos y sin jabón. Idealmente, estos deben formularse de modo que no alteren el pH natural de la piel, no causen irritación de la piel ni irriten o piquen los ojos.

No obstante, no solo se debe prestar atención a los productos utilizados para la delicada piel de los niños durante el baño, también en el resto de la rutina evitando filtros solares químicos, parabenos, perfumes y otros ingredientes irritantes.